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Mirar entonces la diversidad como riqueza por adquirir, incluso con esfuerzo y no como límite, como problema imposible de superar.
Concretamente, entonces, el XX CG reconfirmó algunas líneas guía, ya tomadas en consideración en el pasado, relanzadas hoy sobre todo por la experiencia del intercambio de cohermanos de diversas Provincias en marcha en nuestra realidad guanelliana mundial. Cito solamente una de ellas, urgente hoy más que nunca: la Propuesta 11 /Formación a la interculturalidad.
Los Consejos provinciales y de Delegación se ocupen de la formación en la interculturalidad:
1. a través de una seria preparación lingüística y cultural de los Cohermanos que se insertan en otras zonas de la Provincia o Viceprovincia o en otros Órganos de gobierno;
2. promoviendo itinerarios formativos específicos para los Cohermanos y particularmente para los Superiores locales;
3. favoreciendo el conocimiento recíproco de las culturas y de los respectivos procesos de integración, a través de “Jornadas de estudio sobre el fenómeno de la interculturación”.

-Por lo que respecta a la misión, el XX Capítulo general nos indica, entre otros objetivos, el de estar en misión con fidelidad creativa, revitalizando carismáticamente nuestras obras tradicionales y abriendo o consolidando formas de presencia “más ágiles” en respuesta a las necesidades del territorio (cf CG XX, objetivo XVI).Pienso que el deseo de permanecer fieles a la misión de manera significativa (cf DF XX CG, 8) y de permanecer en ella creativamente nos debe impulsar a salir de nuestros esquemas, para adecuarnos también a otras circunstancias en las cuales anunciar el Evangelio de la Caridad, como, justamente, religiosos listos a ir al encuentro de las exigencias del territorio y dispuestos a entretejer relaciones recíprocas con la Iglesia local, según una instancia del XX Capítulo general: la solicitud "de unir fuerzas, de experimentar nuevas formas de comunión, de corresponsabilidad y de inserción en los organismos de la Iglesia local” (DF XX CG, 10), para evitar el riesgo de la autorreferencialidad.
El CG XX quiso también dar vida a un organismo PMG (Presencia Misionera Guanelliana) que tiene la tarea específica de animar a nuestra Familia religiosa al valor de la misión. Un organismo vinculado al Consejo general, pero que se propone trabajar en red con las diversas Provincias a través de un representante provincial que hace de enlace entre el centro y la periferia y viceversa.
La pregunta que subyace a nuestro estar en misión creo que es ineludible y pienso que resuena en estos términos:"¿Cuál es mi "lugar" y, por consiguiente, mi “tarea”?¿Cuál es nuestro rol como religiosos?".En otras palabras:"¿Cuál es mi misión posible?".Es una pregunta que surge con extrema claridad frente a las propuestas de traslado y en el momento en el cual, en la gestión de las actividades y de la economía, nos disponemos a ampliar la responsabilidad a los laicos.
Una respuesta en línea con las disposiciones capitulares y con el Magisterio eclesial la podríamos encontrar en los números 273-274 de la Evangelii gaudium del Papa Francisco: "Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo. Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar. [...]. Por ello, si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida", mi lugar en el mundo, podríamos decir mi presencia en una Casa, el don de mi consagración. Nuestro lugar es nuestra misión y nuestra misión es el compromiso de una evangelización en 360 grados, una evangelización capaz de promover un humanismo nuevo, centrado o recentrado en Cristo, porque vive de las palabras y de los gestos de Cristo y porque a través de la significatividad de nuestra presencia prolonga aquellas palabras y aquellos gestos en los espacios que habitamos y en los tiempos que vivimos.

-Una particular referencia al mundo de los jóvenes como el futuro de nuestra Obra
Con los jóvenes se debería poner en juego la parte más importante de nuestra misión. Junto al trabajo, esto es, al pan, los jóvenes necesitan la Gracia de Dios. Frente a la efímera ligereza con la que es usual referirse a las jóvenes generaciones, se cierne la preocupación sabia de una Iglesia que es una auténtica madre de sus hijos. Vienen a la mente las palabras de don Milani:"En una de las paredes de nuestra escuela está escrito grande “I care”. Es el lema intraducible de los mejores jóvenes estadounidenses. 'Me importa, yo me preocupo'”.
Queridos hermanos, los jóvenes nos importan profundamente. Por esto hemos promovido como Consejo general el camino que nos llevará a celebrar nuestro Sínodo de jóvenes guanellianos. Aunque hoy vivamos inmersos en un mundo en el cual la “cultura dela fragmentación” y un “fuerte relativismo práctico” alejan a los jóvenes de la fuente de la vida que es Cristo, este es sin duda un tiempo propicio para detener la vorágine cotidiana de la sociedad consumista y para dar una palabra auténtica de aliento y un sentido a esa extraordinaria sed de infinito que caracteriza a los jóvenes de cada generación. Los jóvenes son “como las golondrinas", decía Giorgio La Pira, un santo político de Florencia, “sienten el tiempo, sienten la estación: cuando llega la primavera ellas se mueven ordenadamente, impulsadas por un invencible instinto vital —que les indica la ruta y los puertos”.Los jóvenes, de hecho, no necesitan a alguien que les indique qué soñar, porque son capaces de hacerlo por sí mismos. Ellos tienen mucho más talento que nosotros, los adultos, y mucha más capacidad para pensar e imaginar un mundo nuevo.
Cuando se habla a los jóvenes es necesario hablar con palabras de verdad, sin repetir a ultranza una serie de frases melosas y sin sustancia. Sobre los jóvenes, de hecho, hay una dramática y empalagosa retórica, que desafortunadamente no siempre está sostenida por los hechos.
Debemos comprometernos en esto. Hay mucho trabajo por hacer también dentro de la realidad de su Provincia, que en esta última década vio casi vaciar las filas de los grupos juveniles y es la que más ha sufrido contragolpes dolorosos de abandono de la VC y del sacerdocio. No podemos hacer de cuenta que nada pasó o solo condolernos por lo sucedido; debemos, en cambio, asumir una posición de reflexión seria y de reformulación tanto de la pastoral juvenil como de la vocacional. Como afirma el Documento final del Sínodo de los jóvenes: los jóvenes desean que nosotros caminemos junto a ellos no siempre ni solo como maestros, sino como amigos y compañeros de viaje, sin posiciones catedráticas, sino como “personas en búsqueda” que junto con ellos encuentran lo mejor para vivir y hacer vivir.

c).Gobierno y sinodalidad
A petición del XX Capítulo general, en el próximo sexenio se deberá dar espacio y vida justamente a este método relacional y decisional. El estilo sinodal como método para caminar juntos (también como Familia Guanelliana), para realizar opciones compartidas y creativas, de modo tal de beneficiar la vida de la gente que nos es confiada y la vitalidad de las Casas.
La sinodalidad requiere espiritualidad evangélica y pertenencia carismática, formación continua, disponibilidad al acompañamiento, creatividad.
La sinodalidad es una propuesta que sentimos que podemos y debemos hacer en nuestra misión, también hacia la sociedad que nos rodea, que a nivel mundial aparece cada vez más a menudo como sociedad fragmentada.
Ciertamente no es sinodalidad la modalidad con la cual, por ejemplo, la comunicación es a menudo usada también entre nosotros para encender los ánimos, desacreditar a los cohermanos o a las personas y hacer prevalecer el miedo, llegando a identificar en el otro no a un hermano, sino a menudo a un enemigo.
Pienso entonces en las experiencias formativas en todos los niveles, tanto de los cohermanos como de los laicos de nuestros Centros y Escuelas, de los operadores pastorales, nuestros vínculos con las HSMP y los Cooperadores: encontrarse para compartir en la sinceridad y la verdad alegrías y dificultades, testimoniándolas personalmente en la caridad.
Nuestra experiencia de sinodalidad está destinada a crecer también gracias a esta, nuestra Asamblea, que los encuentra comprometidos justamente a ustedes, cohermanos. En este marco de sinodalidad es también necesario hacer mención a los encuentros que el Superior provincial y el local tienen con los Cohermanos, a las visitas a las Casas, a las visitas del ecónomo provincial y de los consejeros del sector: todo se debe poner en juego en esta dinámica.
El Papa Francisco en su discurso en el encuentro eclesial de Florencia dijo claramente que hoy no vivimos una época de cambio, sino más bien un cambio de época. El Papa Francisco continúa diciendo que, en este sentido, vivimos en una sociedad que corre un gran riesgo:el de estar caracterizada por “una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada” (Evangelii Gaudium 2).
Este entones deberá ser un eslabón decisivo, el punto de partida para la reflexión y nuestro compromiso como guanellianos consagrados insertos en un territorio a evangelizar.

Otro ámbito significativo en el cual experimentar caminos de sinodalidad es el de las Reuniones comunitarias y de los Consejos de Casa: allí es posible hacer surgir con claridad la unidad de propósitos y de dirección dentro de la Casa (cf CG XX, 24), y ayudar a quienes la dirigen a interpretar el servicio de la autoridad como “ministerio para el servicio de la animación de la caridad” (XX CG, 25).Obviamente, para que se respire aire de sinodalidad el primer paso es convocarlos con regularidad, para luego promover el diálogo, la participación, la implicación en el proceso de toma de decisiones y de evaluación.
La sinodalidad, en tanto esté estrechamente anclada a la referencia constitucional, es una sensibilidad por desarrollar todavía más entre nosotros, y en la relación entre Consejo general y provincial y Consejos locales, como también entre los Consejos locales y los laicos con roles de responsabilidad. El método sinodal entre nosotros fortalecerá sin duda el diálogo y la corresponsabilidad, haciendo surgir tanto la unidad de propósitos y de dirección dentro de una Congregación y de una Provincia como esa necesaria ayuda que hemos de ofrecer a quienes la coordinan y la animan.

4). CONCLUSIÓN:
Al término de nuestro XX Capítulo general, sugería una de mis certezas: las líneas trazadas por el CG, en tanto fruto de la unión de los capitulares con el Espíritu, es un camino seguro e indiscutible para los Siervos de la Caridad en la concreción del recorrido de los próximos seis años. Aquellos que deliberadamente no lo quieran transitar se colocan fuera de este camino de gracia que el Espíritu nos ha indicado.
San Luis Guanella nos ayude a ser una parte de la Iglesia en salida, que —por los caminos del corazón— se deja fascinar y fascina, se entusiasma, se convierte, se reorganiza, se regenera y obra eficazmente en el corazón de la historia de Dios y de los hombres, valorando la reflexión y los impulsos más innovadores de nuestro XX CG.
Para todos nosotros el deseo de san Juan Pablo II:"Un nuevo siglo y un nuevo milenio se abren a la luz de Cristo. Pero no todos ven esta luz. Nosotros tenemos el maravilloso y exigente cometido de ser su ‘reflejo’. […] Esta es una tarea que nos hace temblar si nos fijamos en la debilidad que tan a menudo nos vuelve opacos y llenos de sombras. Pero es una tarea posible si, expuestos a la luz de Cristo, sabemos abrirnos a su gracia que nos hace hombres nuevos." (Novo Millennio Ineunte, 54).
Mis mejores augurios y gracias por escuchar.


P. Humberto Brugnoni